СДЕЛАЙТЕ СВОИ УРОКИ ЕЩЁ ЭФФЕКТИВНЕЕ, А ЖИЗНЬ СВОБОДНЕЕ

Благодаря готовым учебным материалам для работы в классе и дистанционно

Скидки до 50 % на комплекты
только до

Готовые ключевые этапы урока всегда будут у вас под рукой

Организационный момент

Проверка знаний

Объяснение материала

Закрепление изученного

Итоги урока

Fonética teórica de la lengua española

Категория: Прочее

Нажмите, чтобы узнать подробности

FONÉTICA TEÓRICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA

Просмотр содержимого документа
«Fonética teórica de la lengua española»

FONÉTICA TEÓRICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA


  1. Introducción.

La fonética es la ciencia que estudia los sonidos del idioma, el acento y la entonación. Los sonidos ideales del idioma que sirven para diferenciar la significación de las palabras, se llaman fonemas.

El conjunto de fonemas vocales y consonantes del idioma constituye el sistema fonológico de dicho idioma. En el español se distinguen sólo 24 fonemas: 19 fonemas consonantes y 5 fonemas vocales. El idioma hablado posee cierta variedad de modos de pronunciación que llevan el nombre de dialectos articularios. El dialecto principal de la Península Ibérica es el castellano y sirvió de base para la formación del español moderno.


  1. Órganos de articulación.

Los sonidos del idioma son de origen fisiológico y se forman gracias a ciertos movimientos, producidos por los órganos de articulación, y a determinadas posiciones, adoptadas por dichos órganos. El conjunto de estos movimientos y posiciones se conoce, propiamente, por articulación. Los órganos que intervienen en la formación de los sonidos del idioma, llevan el nombre de órganos de articulación. El papel de los órganos articulatorios tiene, según la naturaleza de éstos, carácter activo y pasivo.

Así, distinguimos entre ellos órganos activos o movibles, es decir, aquéllos que en el proceso de la formación de los sonidos se mueven, cambian de posición, y órganos pasivos o fijos. Estos no intervienen directamente en la articulación de los sonidos del idioma, pues no se desplazan, no cambian de posición, sino que aquéllos se les aproximan o los tocan, en un determinado lugar de la cavidad bucal llamado punto de articulación.

Son órganos activos o movibles: la lengua; los labios; el velo del paladar; la úvula; las cuerdas vocales.

Son órganos pasivos o fijos: los incisivos superiores; los alvéolos superiores e inferiores; el paladar duro.

La lengua es el órgano más activo. Puede desplazarse dentro de la cavidad bucal en dos direcciones: a) horizontal, es decir, hacia adelante y hacia atrás; b) vertical, es decir, hacia arriba y hacia abajo. La lengua se divide en cuatro sectores (el ápice, el predorso, el dorso y el postdorso) de cuya actividad depende la formación de distintos grupos de sonidos: apicales, predorsales, dorsales y postdorsales.

El velo del paladar puede moverse sólo en dirección vertical. La mayor parte de los sonidos del idioma español se forma con el velo del paladar alzado, de modo que el aire espirado pasa por la cavidad bucal. Así se articulan los sonidos orales o bucales. Un reducido número de sonidos se producen con el velo del paladar en posición baja, de modo que la corriente de aire que sale de los pulmones es expedida a través de la cavidad nasal. Son los sonidos nasales [m], [n], [ņ].

La úvula se mueve hacia adelante, tomando parte activa en la articulación del sonido uvular [x] .

Los labios intervienen en la formación de todos los sonidos del idioma, entreabriéndose, más o menos, extendiéndose hacia los lados o, por el contrario, hacia adelante (alargando la cavidad bucal), separándose bruscamente al pronunciar los sonidos consonantes bilabiales [b], [p], [m].


  1. Los fonemas.

Los sonidos ideales del idioma que sirven para diferenciar la significación de las palabras, se llaman fonemas.

Así, por ejemplo, las palabras mesa y masa, pelo y velo, rata y nata – tienen distintas significaciones, diferenciándose, únicamente, por un solo sonido, un solo fonema vocal o consonante.

El conjunto de fonemas vocales y consonantes del idioma constituye el sistema fonológico de dicho idioma.

Nota: las letras k y w se usan sólo en algunas palabras de origen extranjero, como kilómetro, watio.


  1. Clasificación de los fonemas vocales.

Al examinar los sonidos de un idioma, distinguimos, ante todo, dos grupos fundamentales: vocales y consonantes.

El sistema vocálico español se caracteriza por su sencillez, claridad y firmeza. En el español no hay fonemas vocales largos y breves, como ocurre en algunos idiomas europeos. Tampoco existen vocales nasales como en el francés, por ejemplo, ni vocales palatales labializados. La relajación o debilitación de los sonidos vocales inacentuados tampoco es de gran importancia para la pronunciación castellana, particularmente, si la comparamos con la pronunciación rusa, en la que los sonidos vocales relajados cambian de matiz en manera bien perceptible.

El vocalismo español distingue sólo cinco fonemas vocales, que son: [i], [e], [a], [o], [u].

El órgano principal que participa en la formación de los fonemas vocales, es la lengua. En su desplazamiento horizontal, la lengua forma tres grupos de fonemas vocales, a saber:

- vocales anteriores o palatales, para cuya formación la lengua se desplaza hacia la parte anterior de la cavidad bucal. En el español hay dos fonemas vocales palatales [i], [e];

- vocales medios, para cuya formación la lengua se mantiene, aproximadamente, en la parte media, central, de la cavidad bucal. En el español existe un solo fonema vocal medio [a];

- vocales posteriores o velares, para cuya formación la lengua retrocede hacia el fondo de la cavidad bucal. En el idioma español hay dos fonemas vocales velares [o], [u].

La lengua, al elevarse dentro de la cavidad bucal, forma los sonidos vocales cerrados [i], [u], medios [e], [o] y un sonido vocal abierto [a].

[i] [u]

[e] [o]

[a]


  1. Clasificación de los fonemas consonantes.

Entre los veinticuatro fonemas registrados en el sistema fonológico español, el mayor número pertenece a los fonemas consonantes que llegan a diecinueve.

Al hacer la clasificación general de los sonidos articulados, hemos determinado los consonantes como ruidos ocasionados por la corriente espiratoria, al salvar el obstáculo formado por los órganos de articulación. La presencia de este obstáculo es condición obligatoria para pronunciar un sonido consonante o ruido.

En la formación de los sonidos consonantes pueden participar las cuerdas vocales, aunque de modo más débil que al pronunciar los sonidos vocales. Los sonidos consonantes que emitimos con una débil actividad de las cuerdas vocales, se llaman sonoros y aquéllos que pronunciamos con las cuerdas vocales inactivas, se conocen como sordos.

Al pronunciar los sonidos consonantes sonoros, la corriente espiratoria es débil, y enérgica, al emitir los sonidos consonantes sordos. Por tanto, los sonoros se denominan también débiles o suaves, y los sordos – fuertes.

Según la posición del velo del paladar, los sonidos consonantes se dividen en orales o bucales y nasales. Los primeros son más numerosos y se pronuncian con el velo del paladar alzado, de modo que la corriente de aire pasa solamente a través de la cavidad bucal, en tanto que al articular los sonidos nasales, el velo del paladar desciende y parte del aire espirado pasa por la cavidad nasal, formandose en ella una resonancia doble, nasal. En la pronunciación española hay sólo tres fonemas nasales: [m], [n], [ņ]. El resto son fonemas orales o bucales.

Para clasificar más detalladamente los sonidos consonantes, debemos tener en consideración tres características fundamentales: el órgano activo de la articulación, el punto de formación del obstáculo, o punto de articulación, y el modo de articulación.

Según el órgano activo de la articulación, los fonemas consonantes del español se clasifican en:

Labiales: [p], [b], [m], [f].

Apicales: [t], [d], [O], [n], [I], [r], [r].

Predorsales: [s], [c].

Dorsales: [n], [l], [y].

Postdorsales: [k], [g], [x].

Por el punto de articulación, los fonemas consonantes del español se clasifican en:

Bilabiales: [p], [b], [ml. Labiodentales: [f].

Dentales: [t], [d].

Interdentales: [O].

Alveolares: [s], [n], [l], [r], [ř]. Palatales: [c], [n], [l], [y].

Velares: [k], [g].

Uvulares: [x].

Y, por último, según el modo de articulación los fonemas consonantes del español se clasifican en:

Oclusivos: [p], [b], [m], [t], [d], [n], [k], [g], [n].

Fricativos: [f], [e], [s], [1], [l], [x].

Vibrantes: [f], [ř].

Oclusivo-fricativos (africados): [c]; [y].

Como ya hemos comprobado, la primera y segunda clasificaciones determinan la participación, activa y pasiva, de los órganos de articulación en la formación de los respectivos grupos de fonemas consonantes del español.

La tercera clasificación habla del modo o forma en que se efectúa dicha articulación.


  1. El acento.

En español, las palabras son tónicas o acentuadas cuando una de sus sílabas sobresale en intensidad cuando la pronunciamos. Estas palabras pueden tener tilde o no. Por lo general son palabras tónicas o acentuadas los nombres, adjetivos, verbos y algunos pronombres o adverbios.


Según el lugar que ocupe la sílaba tónica, las palabras se dividen en: agudas, llanas, esdrújulas y sobresdrújulas.

  1. Palabras agudas: la sílaba tónica es la última y llevan tilde si acaban en -n, -s o vocal: habló, recepción.

  2. Palabras llanas: la sílaba tónica es la penúltima, y sólo llevan tilde cuando terminan en una consonante que no sea -n o –s: árbol, fácil.

  3. Palabras esdrújulas y sobresdrújulas: la sílaba tónica es la antepenúltima (esdrújulas) o la anterior a ésta (sobresdrújulas) y siempre llevan tilde: ácido, fúnebre, óptimo.


  1. Los estilos.

El estilo, como concepto, se refiere a un conjunto de rasgos específicos de toda composición artística, determinado por la unión de diferentes formas que en conjunto proporcionan la obra de arte. El estilo literario, es la manera de expresarse propia de cada autor, de cada escuela literaria, de cada época, etc. Así, no sólo podemos hablar del estilo de Cervantes (característico de este gran autor), sino del estilo culterano (típico de una escuela española del siglo XVII) o del estilo renacentista (propio de la época del Renacimiento).

En las obras literarias el estilo se relaciona con el léxico y su riqueza y precisión, con la adecuación o inadecuación del mismo; también hace referencia a la estructura de las oraciones, a los giros idiomáticos, al ritmo del lenguaje, etc.

Suele hablarse de “ruptura del estilo” cuando de un nivel o estructura el autor se desliza hacia otra, súbitamente. En ocasiones ello puede responder a falta de habilidad estilística del autor, pero en otros casos es un procedimiento perseguido deliberadamente en la persecución de determinados efectos de la obra literaria.

Por “medio estilístico” se entiende cada uno de los elementos que conforman una totalidad de estilo. Los aspectos considerados por la estilística son el uso del diálogo, la descripción de escenas, el uso de voz pasiva o voz activa, la distribución y extensión de las oraciones, la utilización de registros dialectales, las figuras de dicción y las figuras de pensamiento, la selección de unos determinados tropos o imagenes, el predominio de una categoría morfológica o clase de palabra. Así dentro de las diferentes modalidades de estilo, puede destacarse un estilo “nominal”, en el cual preponderan los sustantivos; y uno “verbal”, con predominio de las acciones o verbos. El estilo lacónico, conciso, ha sido tradicionalmente conocido como telegráfico; se suprime la mayor cantidad de nexos, y se dio en el expresionismo. El estilo “hierático” es el excesivamente rígido, muy vinculado a estructuras arcaicas; es el estilo poco espontáneo y vivo. También se reconocen estilos “encabalgados” y no “encabalgados”. En estos casos el uso del “encabalgamiento”, define las peculiaridades.

En cuanto a la relación con el tiempo, se habla de “estilo individual” cuando lo que predomina es un conjunto de las características de un determinado autor; en el “estilo de época” lo que pesa es supraindividual, propio de un tiempo en la historia del arte y del arte literario en particular. La historia del arte ha sistematizado una sucesión de estilos artísticos globales, que disfruta de gran aceptación: estilo clásico, gótico, renacentista, barroco. Estos períodos o estos términos suelen trasladarse a la historia de la literatura.

El concepto básico de la estilística funcional es el concepto de estilo funcional. La aparición de este término se debe al científico checo B. Havranek (Escuela lingüística Praguense) que habló de tres estilos funcionales (conversacional, especial y poético) correspondientes a tres funciones básicas de la lengua (comunicación, expresión y apelación) de las que escribió el lingüista alemán del siglo XX K. Buller. La estilística moderna destaca dos sistemas de estilos: los de la lengua y los del habla que siendo unidos se diferencian por su cantidad y cualidad. La lengua agrupa los estilos en dos categorías grandes: estilo oral y estilos escritos. Se destaca además el estilo neutral. La estructura de los estilos funcionales (o del habla) es mucho más complicada y multilateral; cada uno de ellos es un subsistema dentro del sistema de la lengua nacional que incluye su propia división interna en subestilos y géneros.

El estilo funcional representa un conjunto historicamente determinado y socialmente aceptado de medios idiomáticos vigentes para cada esfera de la comunicación. Como consecuencia, el hablante o escribiente tiene la libertad de seleccionar para su enunciado concreto los medios de expresión que le ofrece la lengua. Al mismo tiempo esta libertad es relativa por ser limitada por el contenido y el fin que se persigue. Se habla de modo distinto entre amigos, con los jefes, escribiendo un papel oficial o una carta de amistad, etc.

Los estilos (registros) funcionales como estructuras específicas se caracterizan por los siguientes rasgos:

1) Son conjuntos sistematicamente ordenados. La diferencia entre distintos estilos se manifiesta no sólo en el léxico, sino también en la morfología (morfosintaxis), en modelos oracionales, en la formación de palabras, en el empleo de los tiempos verbales, en el uso cuantitativo de las partes de la oración, en el ritmo y la entonación de las oraciones.

2) En los estilos funcionales rigen dos tendencias opuestas: de un lado son sistemas cerrados, de otro, abiertos. El estado cerrado del estilo significa que para este son propios determinados medios idiomáticos. No obstante, los estilos funcionales se forman de los medios de la lengua nacional y evolucionan en sus límites. Por consiguiente, cada estilo funcional posee tanto rasgos particulares como comunes con la lengua nacional. Todos los estilos emplean idénticos elementos del idioma, pero el significado funcional de una misma unidad del idioma cambia parcialmente en diferentes estilos obteniendo cualidades adicionales conforme a los fines de la comunicación. Por ejemplo, en varios estilos funcionales el futuro de indicativo adquiere diferentes matices: a) futuro de mandato en el texto jurídico: El tutor responderá por el niño adoptado; b) significado modal de ironía en la formación coloquial: ¿Qué sabrás tú de eso?; c) equivalente del presente subrayando cierta estabilidad en el cumplimiento de una acción (propio para el periodismo): Inglaterra pagará 7 mil dólares ... .

3) Son categorías históricas. Los estilos funcionales se forman impulsados por las necesidades objetivas de la sociedad en una época concreta. Con la evolución de la sociedad evoluciona la estructura del habla, surgen nuevas condiciones y modalidades de comunicación, cambian unos estilos, aparecen otros. Debido a eso, nacen frecuentes discusiones acerca de la posibilidad de destacar uno u otro estilo. Así, por ejemplo, el estilo oratorio al igual que el epistolar ocupa un lugar destacado en las páginas de las retóricas de los siglos pasados, pero no figura entre los estilos funcionales de las lenguas modernas. Al mismo tiempo el progreso científico-técnico fomenta la aparición de nuevas esferas de aplicación de la lengua. El desarrollo de la radio, televisión, prensa, publicidad y otros medios de información amplia considerablemente las posibilidades de comunicación y conduce a aparición de nuevos estilos.

2. Las dificultades objetivas en la clasificación de los estilos funcionales radican en el dinamismo constante del sistema funcional y la variedad de sus formas.

Hasta hoy día en la lingüística no existe una clasificación de los estilos funcionales que sea completa y universalmente admitida; la mayoría de los lingüistas discuten su cantidad y estructura tomando como base de la clasificación varios principios, lo que está ligado con el carácter complejo y multilateral de la realidad circundante.

Hay intentos de representar el sistema de las variedades del habla partiendo de las cualidades intralingüísticas del estilo. En este caso una clasificación científica estricta es sustituida por numerosos géneros considerados como estilos funcionales independientes: estilo telegráfico; estilo de la radioemisión; estilo epistolar; estilo de la medicina, biología, lingüística, etc.; estilo de la poesía, drama, comedia; estilo de la publicidad, etc.

De todo lo dicho se deduce, que el habla en el idioma español se realiza en sus seis variedades principales: 1) estilo científico; 2) estilo oficial; 3) estilo publicista; 4) estilo literario; 5) estilo coloquial; 6) estilo teológico.

El estudio del estilo científico obtiene mayor importancia entre otros estilos funcionales, lo que está determinado por las exigencias del progreso científico-técnico. La ciencia representa un conjunto jerárquico que se desarrolla constantemente por la vía de su diferenciación en ramas. La especialización lleva a la aparición de nuevas esferas de investigaciones.

La tarea de la comunicación científica consiste en demostrar teorías, argumentar hipótesis, interpretar, describir, clasificar y explicar los fenómenos de la realidad objetiva y transmitir los conocimientos obtenidos para que se conozcan y se usen; a veces para prevenir problemas, enfermedades o para sacar de ellos el provecho correspondiente a su temática. Los textos científicos y técnicos suelen exponer el estado y progreso de diferentes ramas del saber y explicar como esos saberes se usan para transformar la realidad en los más diversos avances técnicos. El estilo científico contiene tres subestilos:

a) propiamente científico representado por los géneros de artículo, informe, monografía, tesis, etc.;

b) subestilo de divulgación científica destinado a propagar y popularizar los logros de la ciencia entre las masas. Géneros: de manuales escolares y algunos de la Escuela Superior, etc.;

c) subestilo científico-administrativo que abarca la documentación científica, instrucciones, cartas-patentes y otros géneros.

Desde el punto de vista funcional el lenguaje administrativo es el registro más cerrado y conservador por no permitir elementos coloquiales ni literarios. Este estilo creado para la comunicación del estado con sus ciudadanos o para las relaciones oficiales entre los países, se refleja en actas estatales, leyes, documentos internacionales, estatutos, constituciones, cartas oficiales, etc.

El papel social del habla administrativa escrita es peculiar y muy importante: funciona en la esfera de las relaciones oficiales en la sociedad, sirve de medio de comunicación entre los órganos del poder y los ciudadanos, entre oficinas, organizaciones y grupos de gente, así como entre estados en las ramas de las relaciones políticas, económicas y culturales. El estilo oficial se desune también en tres subregistros:

a) jurídico. Géneros de edicto, decreto, leyes, códigos, estatutos, etc. Aquí entra toda la documentación de los órganos superiores del poder;

b) administrativo, representado por los géneros le órdenes, solicitudes, circulares, certificados, etc., por lo que se determina como “correspondencia oficial”;

c) diplomático. Géneros de la documentación internacional: convenciones, comunicados, notas, acuerdos, convenios, etc.

El estilo literario se subdivide en:

a) prosa. Géneros de cuento, novela, ensayo, fábula, etc.;

b) poesía, con una cantidad de géneros: lírica, satírica, política, heroica;

c) dramaturgía.

El estilo publicista representa un fenómeno lingüístico muy complejo por el carácter no homogéneo de sus subregistros y géneros. El estilo publicista aparece como el más complejo y divergente por su estructura:

a) periodismo;

b) propiamente publicista (géneros de ensayo, esbozo, panfleto, etc.);

c) político-ideológico (géneros de llamamiento, proclamación, documentos de un partido, programas políticos, estatutos, etc.);

4) publicidad.

Rasgos básicos distintivos del estilo publicista (periodista) son: expresividad, estandartización, carácter colectivo del informante y del que recibe la información, exactitud.

Se llama registro coloquial el empleo del lenguaje en un contexto informal, familiar y distendido. Coloquio es el sinónimo de conversación. Por extensión, el lenguaje coloquial es el que, independientemente de la profesión o el estatus social del hablante, se utiliza en la conversación natural y cotidiana.


  1. División de la frase en sintagmas. El ritmo.

Se comprende por sintagma (o grupo fónico, o grupo melódico) a la porción del discurso encerrada entre dos pausas. Una oración gramatical de corto número de sílabas constituye, generalmente, un sintagma: Ana está enferma. Si la oración es más extensa, ésta se divide en varios sintagmas, en varias unidades melódicas. El sintagma en una unidad melódica que tiene estructura sintáctico – melódica propia, y puede contener varios grupos de intensidad. Ejemplos:

Cuando la tempestad de fuego se calmó, │no nos conocíamos ║.


Ni sé por qué fuimos cobardes, │ ni sé por qué fuimos valientes, │ unos cuantos segundos después ║.

La mayor o menor exstensón de un sintagma es variable. Los sintagmas más comunes se componen de cinco y hasta diez sílabas (a veces, hasta doce). Pero el sintagma más corriente, es el de siete u ocho sílabas (el verso del romance).

El sintagma se compone de tres partes: inlexión inicial, cuerpo del sintagma e inlexión final.

En la inlexión inicial, la voz asciende hasta la primera sílaba acentuada. A partir de ésta comienza el cuerpo del sintagma, en que la voz ondula con ligeras elevaciones y descensos gracias a la alternación de sílabas acentuadas e inacentuadas, pero sin pasar del tono normal. La inlexión final comienza en la última sílaba acentuada y distingue por un marcado descenso de la voz. Ejemplos:

La plaza estaba llena: plaza estaba lle, La na.

Era la propia risa de Mefistófeles: la propia risa de Mefistó, Era fe, les.

Principio sintagmático. L. J. Piccardo en busca de “bases puramente lingüísticas” para la asignación de partes de la oración utiliza en peculiar las ideas de K. Buhler sobre “campos simbólicos” y sugiere principio de clasificación sintagmática. De acuerdo con este principio, las palabras se consideran como miembros potenciales de ciertos sintagmas, se distribuyen en la memoria del hablante nativo por su valor común, que está determinado por la sintagmática posibilidades de estas palabras. De acuerdo con Saussure, en cuyas ideas también se basan en L. J. Piccardo, el sintagma se refiere al habla, no al lenguaje.


9. La ortografía.

Como hemos visto en los ejemplos anteriores, la mayoría de las palabras en español tienen acento (acento prosódico o de pronunciación), pero no todas llevan tilde (acento gráfico). La acentuación de las palabras tiene que ver con la prosodia o pronunciación, mientras que el uso de la tilde pertenece al ámbito de la ortografía. Para acentuar ortográficamente las palabras usamos el signo (´), no existiendo en español otros como (^, `, etc.).

Resumiendo lo anterior, las tres reglas ortográficas básicas referentes al uso de la tilde en español son las siguientes:

a) Palabras agudas: son las que se pronuncian con mayor intensidad de voz (acento) en la última sílaba, como pastor, salón... Las palabras agudas llevan acento gráfico o tilde cuando terminan en -n, -s o vocal: camión, arnés, café.

b) Palabras llana: se pronuncian con mayor intensidad en la penúltima sílaba como mesa, niño... Llevan tilde las palabras llanas terminadas en consonante excepto -n o -s: lápiz, fácil, áspid.

c) Palabras esdrújulas y sobresdrújulas: son las que se pronuncian con mayor intensidad en la sílaba antepenúltima o anterior a ella, como síndrome, cómpratelas... Llevan tilde simpre: cántaro, murciélago, lámpara.

Los monosílabos por regla general no llevan tilde, excepto en el caso de que se puedan confundir con otros monosílabos de diferente significado. Por ejemplo: té (la bebida caliente/infusión) o te (el pronombre personal: te necesito), sé (verbo saber y ser: no sé nada) o se (pronombre personal: se llama Juan).

Las palabras compuestas llevan tilde en los siguientes casos:

a) Verbo + pronombre:

- si el verbo original lo llevaba:

"Déme esas camisas."

- si la unión del verbo y los pronombres forman una palabra esdrújula o sobresdrújula:

"Dámelo, por favor."

"Pásamelo."

"Ciérramela."

b) Adverbios terminados en -mente: llevan tilde si el adjetivo original también tiene tilde: fácil + mente: fácilmente

Un diptongo es un grupo de dos vocales que se pronuncian en una sóla sílaba: fui, dio, miedo... Un triptongo se forma por la unión de tres vocales en una sóla sílaba: miau. El acento gráfico o tilde se usa para deshacer diptongos o triptongos: traía, judío, ect. Por este motivo, llevan siempre tilde las formas verbales regulares terminadas en -er o en -ir cuando van en pretérito imperfecto de indicativo: sabía, tenía, podía, etc.





Скачать

Рекомендуем курсы ПК и ППК для учителей

Вебинар для учителей

Свидетельство об участии БЕСПЛАТНО!